jueves, 15 de mayo de 2008

Sin saber por qué.


Entonces el tipo viene, va, de una vereda a otra, campante, mansito como le gusta, tan incombustible que da miedo...hasta que una chispa, una sola, hace que todo estalle y el mundo se funda como un quesito adler (de salame...que es uno). Yo taba así, tan como olvidado de alguna personita, tan seguro de que bueno, náa, que me agarra de sorpresatta como una cosa que no sé, quequeréquetediga, yo pensaba que esa sensación de que - literalmente - me hierve la sangre ya no me pasaba por vos, hermanita y sin embargo...Acá estamos, tratando de racionalizar lo que no tiene -ni tuvo, ni tendrá- ninguna razón de estar acá, en mi zabecazabeca, entre pecho y espalda o acomodado en mis cojones. Digo, tengo todas en contra con vos, declaramos públicamente detestarnos el uno a la otra, pero -y esto lo sabés- cuando la distancia entre nos se reduce a menos de un metro, el aire se carga de ozono, salta un arco voltaico, estallan las chispas...y nos bañamos en llamas, mientras afuera el mundo se funde como un quesito adler (fontina, dale). Y si querés, mentime, pero no te mientas a vos misma; te pasa lo mismo. Yo sé que sí.
Así que. Digo yo. El mundo es ancho y ajeno. Esta botella, angosta y nuestra: bebamos a tu salud. (Malbec ¿no?).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

That's my chicken!

Anónimo dijo...

ups!!! qué pasó, tiíto buenooooo??? mandame un mei y contamecontamecontame. jejeje. nabrazote.

Natalia Molina dijo...

Qué buen relato!
Salud! y saludos!

(para mí cabernet)